Por: Shamir Rojas Porras

En el año dos mil cinco tuve un flechazo, un amor a primera vista con ella: la improvisación. De inmediato me agarró en sus brazos y me dijo: Llámame  mejor; IMPRO, más corto y más intenso. Ella me exigía decirle sí a todo, para mí fue difícil, incluso llegué a sentirme impotente. Pero, acepté su reto y comencé a decirle sí a todo de forma extrema, aunque desde mi propia forma de entender la aceptación, diciendo: Hágale.

—¿Amor, nos ayudas con la boletería?
—Hágale—. Con un traje formal y botas texanas recibía a los espectadores en el templo de la impro. Gracias a este trabajo podía encontrarme cada vez más con ella y la felicidad inmensa de verla crear en escena.
—Precioso, el luminotécnico tuvo un inconveniente y como vos has visto el espectáculo,  ¿Será que haces las luces?
—Hágale—. Muy nervioso y con las manos sudando iluminé sus escenas.
—Cariño, hicimos unos volantes ¿Los podés repartir ?
—Hágale—. Me puse el traje de enamorado y caminé por El Poblado invitando a más gente para que la conociera.
—Ternura, nos falta un mesero para el bar…
—Hágale—. Esa noche aprendí que a todo no se le puede decir sí, también hay que saber usar el no, aunque de ese tema no trataré aquí.

Les confieso, todo el tiempo hablaba a mis amigos de mi nuevo amor con la impro.  Pero como buen recién enamorado, en escena el miedo no me dejaba hablarle. Aplicaba sus consejos, pero solo me atrevía a hacer personajes de piedra, árbol, zancudo o pájaro que pasaban de un lado a otro del escenario, casi mudo y rapidito. 

Pasé varios años con este romance tímido, pero luego, ella la impro, me hizo dos propuestas que transformaron mi vida de improvisador enamorado:

—Amor, ¿quieres estar en un nuevo espectáculo?
—¿Cómo taquillero?.
—No.
—¿Repartiendo volantes?
—No.
—¿Luminotécnico?
—No.
—Lo siento impro, pero como mesero no me interesa
—No es haciendo ninguna de esas.
—¿Entonces cómo?
—Como improvisador

El llamado por fin había llegado: —Hágale—. Dije sin miedo.

—Y no solo eso. Nos gustaría que fueras entrenador y replicaras tu historia de amor.
—¿En serio?— Qué miedo, qué responsabilidad, qué ansiedad lanzarse,  pero —¡Hágale!

Mi romance con la impro, tan grande e intenso, también ha estado lleno de inseguridades escénicas e insomnios de negación, pero con todo y con toda la energía, gía, gía, activada y le propuse matrimonio y como podrán imaginarlo, me dijo sí, y yo le dije hágale.

Como matrimonio creamos las siguientes campañas para seguir mejorando, acá se las comparto por si les interesa hacer parte de este amor:

CAMPAÑA AUTOCENSURA CERO:

Desde el amor y la aceptación conseguiremos erradicar las expresiones de “autocensura” y así crear seguridad escénicas. Crear desde la imaginación, con seguridad, sin censuras, así existirá, será creíble  y autentica.

CAMPAÑA IMPERSONAL:

Con cariño  abordaremos la escena desde el personaje y no tomaremos las propuestas de los demás de forma personal. Tomarlo personal puede conllevar a bloqueos, negaciones y censuras que impiden el avance de las escenas.

CAMPAÑA DEL SILENCIO:

Con ternura podemos recurrir al silencio y escuchar. El ruido y las voces interiores ensordecen y obstruyen no solo la escucha, también la percepción y la intuición. La solución a los obstáculos no siempre está en mí y puede estar en el entorno, y el silencio permite vivir el “aquí y ahora” y ayuda a dejar de lado los pensamientos catastróficos anticipados.

CAMPAÑA DEL DETALLE:

Poner atención rigurosa a los detalles ayuda a encontrar caminos alternos en una impro, pues cada acción verbal o no verbal es un insumo poderoso.

Como ya se dieron cuenta el objetivo de estas campañas es identificar tu improvisador enamorado y acrecentar cada vez más ese sentimiento.

La impro y yo, como padres responsables, hemos tenido conversaciones con nuestros hijos antes de dormir, ya que ellos también quieren continuar con nuestro legado familiar. Acá les comparto algunas:

—Papá ¿Qué es el ridículo?
—Mi amor, el ridículo surge al imaginar qué piensa otra persona de mí. Si le damos mucha importancia puede llegar a bloquearnos.

— Mami  ¿Por qué los improvisadores hacen tantas preguntas? 
—Mi corazón, cuando improvisas es común hacer preguntas porque al estar en el plano de la imaginación queremos entender, racionalizar y resolver lo que no podemos ver. Pero intenta no usar preguntas como: ¿Qué es eso? ¿Qué haces? ¿Quién eres? Las preguntas deben tener detalles que describan, ya sea espacios, acciones, tiempo, etc. No es lo mismo preguntar: ¿Qué haces ahí? que preguntar, ¿Qué haces ahí parada en la salida del supermercado? O ¿Qué haces ahí en tu ventana viendo cómo se acaba el día? Piensa mucho en los detalles hijo.

—Ma ¿Es posible superar el bloqueo?
—Mi vida. Bloquearse siempre será una posibilidad en escena y hay que estar preparados para asumir el estado de bloqueo y seguir con la creación. Lo hermoso de la escena impro es que si me bloqueo siempre tendré a una persona para ayudarme a salir de ese estado.  Ante el bloqueo personal lo mejor es es el silencio, como ya te lo había dicho, no escuches tu voz interior con negativas, y mejor, activa la percepción de lo que sucede alrededor. Recuerda que el ruido de la voz interior negativa es de gran volumen e impide la escucha activa.

Hemos aprendido mucho de nuestros hijos y lo más maravilloso es que esta familia cada día es más numerosa. A todos sus pretendientes quiero decirles que no soy celoso y quiero reiterar que con  la impro todo es posible si de verdad crees en lo que creas.  Estamos casados para toda la vida y quiero compartir con ustedes algunos retos que han logrado mantener nuestra llama del amor encendida.

  • Ir a un centro comercial y saludar a distancia a 20 personas desconocidas (Cuentan sólo las personas que respondan del saludo).
  • Leer en público sin previo aviso y en voz alta un texto cualquiera.
  • Felicitar a un vendedor sin decirle que es una misión.
  • Regalarle un dulce a alguien desconocido y decirle que es una persona maravillosa.
  • Lograr una selfie con alguien desconocido.
  • Enamorar a varias personas con este artículo.
  • Compartir estos retos y practicarlos de manera continua.

En nuestro próximo aniversario les contaré mi historia con decir NO.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *